Fue el primer cubano y latinoamericano en actuar en las Grandes Ligas de los EE.
Sus logros han sido inmortalizados en cinco Salones de la Fama del béisbol profesional.
En esa época compartió experiencias con otras figuras legendarias del béibol cubano como Ángel Fleitas, Antonio “Quilla” Valdés, Rogelio "Limonar" Martínez, Pedro "Natilla" Jiménez, Sandalio Consuegra, etc.[3] En 1937 fue seleccionado para participar en un Campeonato Mundial, donde ocupó las posiciones de primera base y de lanzador.
Allí comenzó su idilio con el arbitraje que duró 42 años, actuando en más de 60 temporadas en México, Venezuela, EE.
[8] Desencantado con los cambios que introducía en Cuba la revolución castrista y principalmente por la firma de la Resolución 83-A del Instituto Nacional de Educación Física y Recreación (INDER) que puso fin a la práctica del béisbol profesional en la isla, opta por el exilio[3] y junto a su familia se radica definitivamente en su segunda patria: México.
Es hospitalizado de urgencia en Ciudad Juárez, donde se le diagnostica una avanzada enfermedad renal, que lo mantiene alejado del béisbol durante un tiempo.
[3][8] Abandona definitivamente su carrera de árbitro en 1980 y comienza a trabajar en PEMEX hasta su jubilación.
Por norma imponía su autoridad en el terreno de juego y no era muy propenso a aceptar réplicas a sus decisiones, por lo que no demoraba mucho en decretar la expulsión de un jugador.