Archicofradía del Huerto (Málaga)

No obstante, el escultor pormenorizó cuidadosamente todos aquellos aspectos concernientes al estudio corpóreo, estilístico y volumétrico de su obra.

No menos interesante era la solución dada al perizoma, ceñido a las caderas y muslos, a modo de calzón corto y con un pliegue en diagonal cruzando el área delantera.

El tratamiento del sudario a base de pliegues aristados que recordaban la textura angulosa del mármol, se relacionaban con fórmulas italianizantes de visible evocación berninesca, asimiladas por el artista durante su estancia en la Corte.

La boca entreabierta y la dirección de la mirada se alinean con los intereses persuasivos del barroco.

Los largos cabellos culminados en las ondas de sus tirabuzones sellan su impronta barroca, la cual, ha perdurado hasta nuestros días, resistiendo incluso las leyes del monarca Carlos III, quien durante su reinado prohibió que las imágenes de la época lucieran postizos.

En definitiva, la gubia de Ortiz otorgó a la Imagen personalidad propia y una gran fuerza expresiva, virtudes que lo han llevado a ocupar un lugar muy especial en los corazones de sus hermanos, para quienes ha significado la luz que ha guiado sus vidas.

Siete años más tarde, en 1938, la imagen fue restaurada por Francisco Palma García, desdibujando las facciones originales mediante repintes y capas de aparejo.

Este escultor acopló a la efigie un candelero con el que se palió, provisionalmente, la pérdida del cuerpo primitivo.

En 2006, fecha en que se cumplieron doscientos cincuenta años desde que Fernando Ortiz concibiera al Señor del Huerto, la Archicofradía rindió homenaje al artista malagueño y a su imagen más emblemática, modificando las licencias impuestas por Rivera para devolverle todo su esplendor, basándose en unas fotografías del Archivo histórico de la Archicofradía previas a los sucesos de 1931.

Tradicionalmente atribuida al gran escultor Fernando Ortiz en la segunda mitad del siglo XVII.

La imagen fue restaurada por Antonio Eslava Rubio en (1978), quien le realizó un nuevo juego manos.

Procesiona sobre un trono de madera tallada y dorada por Manuel Guzmán Bejarano.

En el año 2009 se vio cumplida una ansiada aspiración de la Archicofradía, al recibir por parte del Obispado la autorización para incluir en el título de la Corporación esta advocación tan ligada a sus orígenes.

No obstante, la situación sanitaria obligó a celebrar la efeméride de manera interna, con una Solemne Misa.

D. Federico Cortés Jiménez, bendijo la Casa Hermandad, siendo Hermano Mayor de la Corporación D. José López Díaz.

En el centro se representa la heráldica de la Archicofradía, bordado en oro fino y sedas de colores sobre terciopelo morado, siguiendo las técnicas más depuradas, con faldilla ricamente bordada en estilo rococó.

Al principio, esta bandera se procesionaría desplegada, como corresponde a una insignia de estas características, pero con los años se recogió la tela alrededor del asta, en cuyos pliegues se introduciría un refuerzo que le otorgaba consistencia, con la placa sobrepuesta en la parte central, dando lugar al actual diseño ovalado del Guion.

Antiguamente la bandera abría el desfile procesional, función en la que le sustituiría la Cruz Guía.

Tanto el astil como la cabeza están finamente repujados y ornamentados con elegantes motivos vegetales.

La cabeza está formada por varias partes cóncavas y convexas, siendo cilíndrica la central.

La maza es de las armas más antiguas conocidas en la historia bélica, utilizada como instrumento defensivo por primitivas civilizaciones como la egipcia, griega o romana.

En él podemos apreciar jinetes y soldados que portan en sus manos primitivas mazas de guerra.

Los monarcas, emperadores y la alta jerarquía eclesiástica asimilaron el uso de la maza como símbolo de soberanía, acompañando a los reyes en solemnes desfiles y en las audiencias que éstos celebraban.

En nuestra ciudad, podemos presenciar el pendón de la capital acompañado por maceros, presentes en solemnes actos que requieren la participación del cabildo municipal.

El simbolismo de éstas figuras queda inmortalizado en la neobarroca fachada del edificio del Ayuntamiento de Málaga, diseñado en 1911 por los arquitectos malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera, donde podemos observar en los ángulos de la torre, próximos al reloj, varias figuras masculinas vestidas con los mencionados tabardos, portando mazas sobre sus hombros.

Se trata del lienzo que más costó al Ayuntamiento en la pasada centuria, (12.000 ptas.

Las mazas enlazan con este concepto estético decimonónico, en cuanto a la adaptación de su origen consistorial a insignia simbólica cofrade, enseres que subrayan el significado de la Hermandad como entidad corporativa o cuerpo institucional.

En la actualidad, las mazas como enser cofrade, suelen ir alineadas en número de cuatro o escoltando al guion, insignia que representa corporativamente a la Archicofradía.

Cruz Guía de la Cofradía.
Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, en su trono, a su paso por la Alameda Principal .
Nazareno de la sección de Nuestra Señora de la Concepción.
Manto de la Virgen de la Concepción.
Parroquia de los Santos Mártires (1920 - 2020; 2022 - presente).
Iglesia de San Julián (2020 - 2022).
Cruz de Guía de la Hermandad