El presidio era destinado a la protección del comercio y navegación.
En el primer año todo transcurrió normalmente, los indios mantenían las mejores relaciones con la guarnición y moradores, tanto fue así que el comandante ya se preparaba para abrir una carretera hasta San Pedro de Alcântara (actual Carolina (Maranhão) con el objetivo de mantener vínculos con otros poblados en las márgenes del río Tocantins.
Al caer la noche el Comandante sospechando del ataque definitivo de los indios, resolvió embarcar con todos los habitantes del presidio en dos botes disponibles, huyendo río abajo.
Sin embargo solo más tarde, durante el Gobierno de Goiaz de José Martins Pereira de Alencastro, fue restablecido el presidio pero 18 leguas río arriba del lugar original, donde el evangelizador Fraire Francisco del Monte San Victor, ya se había establecido, viniendo con algunas familias desde Bôa Vista (actual Tocantinópolis) donde hoy se localiza la Ciudad de Araguacema y dio inicio la construcción de una capilla, destinada a la catequesis de los indios Carajás y Caiapós que habitaban la región.
En 1870, el valiente colonizador, General José Vieira Couto de Magalhães fundó la Compañía de Navegación a Vapor del río Araguaia, y estableció la sede en las instalaciones del presidio.