Además, se ha incluido en las listas de las mejores películas del año varias publicaciones extranjeras.
En 2016, Clara (Sônia Braga), ahora periodista y escritora jubilada, todavía vive en el mismo apartamento, pero sola, ya que su esposo murió 17 años antes y todos sus hijos se han mudado.
Finalmente, en un argumento abierto, ella reprende a Diego que la educación sin decencia no es nada.
Con la ayuda de sus amigos Roberval (Irandhir Santos), un salvavidas, y Cleide Vieira (Carla Ribas), una abogada, ella irrumpe en algunos apartamentos y confirma que están llenos de termitas.
La película fue inspirada en el Edificio Caiçara, erigido en la década de 1930 y parcialmente demolido en 2013.
Antes de conocer la Oceanía, la producción también buscaron localizaciones en João Pessoa y Maceió.
Se trata del primer trabajo de Sonia Braga en el cine brasileño en quince años.
Los periodistas observaron que las controversias que precedieron al lanzamiento de la película en el país le dieron un aura de "desobediencia civil" o el "símbolo de la resistencia" a grupos que se oponen al gobierno Temer, aunque sea principalmente una expresión artística, y no una obra política.