El apoyo activo es una forma de trabajo que tiene como objetivo que las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo aumenten su participación en actividades cotidianas de forma que vivan experiencias significativas.
[1][2][3][4] El apoyo activo surgió en los años 80 en el Reino Unido.
Las primeras iniciativas se realizaron en varias residencias inglesas.
En ellas, se observó que las y los profesionales daban una atención más eficaz a las personas con discapacidad intelectual.
[5] El apoyo activo ha demostrado resultados en las personas como los siguientes: El personal de apoyo y las y los proveedores de servicios también se benefician con ventajas como las que siguen: