Antonio del Giudice, (Nápoles, 1657 - Sevilla, 1733), duque de Giovinazzo, príncipe de Cellamare.
Desde muy joven entró al servicio del rey Carlos II de España, de cuyo favor gozó,[1] así como el de su sucesor Felipe V.
Estuvo prisionero en Italia en 1707 y no fue canjeado hasta 1712, en cuya época fue nombrado embajador de España en la corte de Francia.
Pero esos proyectos fueron descubiertos por la locuacidad de una cortesana y el príncipe de Cellamare hubo de huir precipitadamente de Francia, siendo embargados todos sus papeles y sin tener en cuenta los privilegios del cargo.
A pesar de las protestas y negativas que sobre el asunto se hizo desde el gobierno español, parece claro que todo se había hecho con el beneplácito del Rey de España, puesto que Cellamare siguió gozando del favor de Felipe V hasta su muerte en Sevilla en 1733.