La nueva administración política incluía las provincias de Santafé, Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Antioquia, Guayana y Popayán, así como las audiencias de Quito y Panamá.
Recibió el gobierno de las manos del arzobispo Rincón, que había servido como gobernador interino.
Se le instruyó también para iniciar reformas con el fin de mejorar y fortalecer el dominio español.
Esto se hacía con tan poco disimulo, que le fue muy fácil descubrirlo.
Sin embargo, la corrupción estaba tan profundamente arraigada, que esta acción tuvo pocos efectos prácticos.