Después, la familia Brignole se dedicó a las inversiones financieras e inmobiliarias características del «siglo de los genoveses».
En 1649 interrumpió su cursus honorum dejando cualquier cargo público para convertirse en sacerdote y luego en jesuita.
En los últimos veinte años se ha revalorizado su papel en el marco de la Historia Literaria, destacando su labor como defensor del conceptismo y de su crisis, apreciando el alcance experimental de sus obras.
Entre otras, escribió unas de las primeras novelas religiosas en lengua italiana, Maria Maddalena peccatrice e convertita (1636), La vita di Sant’Alessio (1648) y algunas de difícil definición formal, «contenedores» barrocos como Le instabilità dell’ingegno (1635) e Il Carnovale (1639).
Durante su etapa religiosa, este brillante hombre de letras, capaz de interpretar las «inestabilidades» de su tiempo, abandonó sus intereses artísticos y aplicó su ingenio solo a la predicación, de la que, no obstante, quedan escasos testimonios.