Al día siguiente, dirigió una rebelión militar contra Vieira, la que degeneró en una guerra civil.
La junta militar presidida por Mané permaneció en su puesto durante el período transicional que llevó a nuevas elecciones; Mané se atribuyó el papel de guardián de la democracia.
Al emitir un comunicado sosteniendo que la situación era de calma, lo firmó como jefe de la junta, que previamente había sido disuelta al ser Ialá electo presidente.
Aunque la televisión estatal mostró imágenes de los tres cuerpos, las mismas fueron estimadas irreconocibles por los medios internacionales.
La oposición del PAIGC dijo que Mané había actuado correctamente al oponerse a las promociones.