Acabada la guerra, tuvo que exiliar a Francia.
Volvió a Cervera en 1844, pero por presiones gubernamentales dejó de ser superiora del hospital.
[1] Con un sentido realista,[cita requerida] la madre Janer formaba a las novicias no solo en la espiritualidad, sino en ciencias y artes, clave de una buena enseñanza.
En 1880 fue elegida superiora general, hasta que en 1883 quedó libre de todo cargo y se instaló en su casa de Talarn, donde continuó el trato con las novicias y las alumnas.
Proclamada venerable, fue beatificada en 2011 por Benedicto XVI, por el milagro que se la atribuía, la recuperación de Ana Padrós i Sellés que padecía una enfermedad incurable que la obligaba a ir en silla de ruedas.