Esto se debió en gran parte a los animes provenientes de Japón en las décadas 1980 y 1990, como Dragon Ball, Sailor Moon, Saint Seiya, etc.
[1] Varios dibujantes han colaborado con artistas nipones expertos en el género, por ejemplo The Animatrix fue producida por los hermanos Wachowski tras visitar a creadores japoneses de los cuales se inspiraron y trabajaron en conjunto.
Otro ejemplo es Avatar: The Last Airbender, serie considerada "anime" tanto por su trama y estilo.
[10] The Boondocks también beben del anime a pesar de estar basado en el cómic homónimo de producción estadounidense, no obstante, la producción incluye referencias a Cowboy Bebop y Samurai Champloo.
[11] El anime japonés también ha sido fuente de inspiración para compañías como Disney, Pixar y DreamWorks.
[cita requerida] En cuanto a Canadá destacan series como la coproducción canadiense-francesa Totally Spies.
Así como Hayao Miyazaki es muy influyente en la animación estadounidense, Isao Takahata lo es en la animación europea, sus primeras obras Heidi y Marco fueron los primeros animes populares en el continente europeo, películas como la irlandesa «El pan de la guerra», la española «Psiconautas, los niños olvidados», las francesas «Persépolis» y «Funan» , tienen influencias notorias en su obra más reconocida la película «La tumba de las luciérnagas», en el utilizar la animación como una obra documental, mostrando guerras, dictaduras, drogadicción y otras realidades duras desde los ojos infantiles, siendo obras orientadas a un público adulto.
[17] Panamá también se ha aventurado en este género, realizando así su primer anime llamado Yuke.