La angiostatina es una proteína encontrada en varias especies animales, incluyendo humanos.
Es un inhibidor endógeno de la angiogénesis (i.e., bloquea el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos), y es actualmente utilizada en ensayos clínicos para su uso en terapias contra el cáncer.
Cada módulo contiene dos pequeñas láminas beta y tres enlaces disulfuro.
[2][3] La angiostatina es producida, por ejemplo, por escisión autoproteolítica del plasminógeno, involucrando la reducción de enlaces disulfuro extracelulares por la fosfoglicerato quinasa.
Además, los pequeños fragmentos de angisotatina pueden unirse a varias otras proteínas.