Está datado en el siglo I a. C. En el año 1973, fue donado al estado por sus propietarios, los Condes de Rodezno.
Está situado junto a la necrópolis y la vía Augusta, siendo catalogado como monumento en 1978.
Las luchas en el anfiteatro permitían mantener en forma a los soldados y les daban un motivo de entretenimiento.
Excavada en la roca aún subsiste la parte baja del graderío y los principales accesos pero tendría un desarrollo mucho mayor.
Los materiales constructivos fueron reutilizados en otras construcciones una vez que el anfiteatro perdió su función.