Fue edificado durante la época de Augusto en el siglo I, después fue reconstruido por Adriano y consagrado por Antonino Pío, como muestra el grabado de la entrada principal.
Era el segundo anfiteatro más grande del mundo romano, disponiendo de 40.000 plazas, posterior a la época en la que ejerció el famoso gladiador Espartaco.
El exterior estaba constituido por 80 arcadas dóricas sobre los cuatro pisos.
Hoy no quedan más que dos pisos.
El interior está mejor conservado, y existían corredores subterráneos bajo la arena.