Esta diferencia provoca una mayor presión tangencial a la altura de la aorta infrarrenal.
Todos estos factores, en conjunción con otras alteraciones, terminan por favorecer la generación de aneurismas.
Sin embargo, ya en el siglo XVI Vesalius había hecho las primeras descripciones de esta patología.
Cuatro siglos después, en la década de 1920, Matas consiguió éxitos terapéuticos, haciendo ligaduras con buen resultado.
A mediados del siglo pasado, algunos especialistas pudieron ocluir aneurismas con la inserción de alambres en su interior.
Tanto es así que en un 75 por ciento de los casos son totalmente asintomáticos al ser diagnosticados.
Cuando el aneurisma es ya importante, se produce una compresión interna que puede causar disneas, fatiga y dolor irradiado hacia el abdomen.
El shock puede ser mínimo o estar ausente, dependiendo del grado de hemorragia inicial.
(Nuevo manual de la enfermería, Grupo Océano, ISBN 978-84-7841-083-5, pag-147) Si no son tratados, los aneurismas tienden a volverse progresivamente más grandes.
El riesgo para la salud resulta de la potencial ruptura, que causa una masiva hemorragia interna.
Se consideran factores negativos para los buenos resultados quirúrgicos la presencia de enfermedad cardiaca, aterosclerosis en otras zonas del cuerpo, hipertensión mal controlada, insuficiencia renal con creatinina superior a 3,5, enfisema o Epoc y obesidad mórbida.
El tratamiento quirúrgico consiste en lo siguiente: - Abordar el aneurisma por medio de una incisión abdominal, ya sea atravesando el peritoneo (laparotomía) o rodeándolo (retroperitoneal).
La cirugía se realiza bajo anestesia general y, luego, es necesario un control posoperatorio en una unidad de terapia intensiva por, al menos, 24 horas.
Es clave destacar que al abordaje retroperitoneal se le atribuyen una serie de ventajas peri y post operatorias, como son: evitar la manipulación intestinal, mantener la integridad del peritoneo posterior evitando posibles fístulas aortoduodenales, mejor control del cuello del aneurisma, menor dolor abdominal posoperatorio y menor repercusión respiratoria que la laparotomía media.
En los últimos años se han producido interesantes mejoras en todos los aspectos relacionados con el tratamiento de los aneurismas.
Es pertinente remarcar que, cumpliendo estrictamente los requisitos morfológicos para implantar una endoprótesis, sólo en el 60-70 por ciento de los pacientes puede realizarse esta técnica.
- No requiere anestesia general y la internación post operatoria suele ser inferior a las 72 horas.
Tampoco se sabe cómo afectarán los cambios morfológicos en el cuello del aneurisma (con la endoprótesis implantada) en pacientes jóvenes y con larga esperanza de vida.