Las plantas producen propágulos en forma de semillas, desnudas o acompañadas por partes derivadas de otros órganos, que idealmente deben dispersarse a cierta distancia.
La ventaja obtenida de la dispersión lejana es múltiple: la especie encuentra una oportunidad de extender su área; los pies que crecen juntos no estarán tan emparentados (no serán tan “consanguíneos”) lo que aumentará el vigor de su progenie común; los nuevos individuos no competirán por el espacio y los nutrientes con la planta madre.
La anemocoria se basa en general en semillas pequeñas y secas dotadas o acompañadas de estructuras que aumentan su superficie y su rozamiento con el aire.
Los dos casos más comunes son: Un caso especial de anemocoria es el de las plantas llamadas estepicursoras, que se dejan trasladar enteras.
Es el caso de las barrillas (Salsola), que se desarraigan y son llevadas rodando por el viento, a la vez que van desprendiendo sus semillas.