Con el ascenso del régimen militar y su dictadura, fue la primera mujer en ser exiliada, saliendo con sus dos pequeños hijos; y habiendo soportado estar fuera del país por más de quince años, lejos de su hogar y su familia.
Estuvo en México, Cuba, Chile, Palestina, Alemania Federal.
En 1964, asumió el cargo de redactora de la revista "Mulheres do Mundo Inteiro", editada en francés, alemán, castellano, árabe, inglés, ruso.
Y comenzó a firmar sus artículos con el pseudónimo de Ana Montenegro, nombre que adoptó después definitivamente.
Escribió, además de innumerables artículos y ensayos, diversas obras, entre las que aparece la cuestión de la mujer: Ser ou não ser feminista y Mulheres – Participação nas lutas populares.