Durante su primer año, establece en la conocida calle del Rosal una tienda de ultramarinos, y es en el sótano de su tienda, cuando un año más tarde, en 1895, elabora su querido Anís de la Asturiana.
De la calle del Rosal se mueve a La Corredoria donde levanta la primera destilería de la compañía y posteriormente se muda a la calle Cervantes, también en Oviedo.
Una nueva fábrica que por su situación, a tan sólo 120 kilómetros de Madrid, abría un importante mercado potencial.
Su hijo Félix asumiría la gerencia de la empresa y su hermano Manuel se responsabilizaría de la destilación y fabricación en fábrica.
En la década de 1940, la tercera generación de la familia Serrano fue incorporándose al negocio, siendo Félix Serrano González-Solares, Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Oviedo, el que al final sucedería a su padre, Félix, al frente del negocio.