Se define por oposición al amor romántico, que era el modelo dominante en ese entonces.
En cuanto a la consideración del «yo», las personas se sienten íntegras y completas por sí solas y las relaciones en las que se involucran solo vienen a aportarles satisfacción sexual y afectiva, dándole mayor importancia a la asociación voluntaria.
Le da mucha importancia a la satisfacción sexual, al mismo nivel que la vinculación afectiva.
Si bien el amor confluente viene a legitimar las parejas homosexuales, esto no significa que toda relación de pareja homosexual responde exactamente al modelo de amor confluente.
[2] Para estas corrientes el concepto es útil como forma de popularizar modelos de relaciones entre las personas distintos al amor romántico que no reproduzcan la opresión y el sometimiento hacia las mujeres.