Amica

Como si liberase la energía acumulada después de años de inacción, Mascagni escribió Amica a un ritmo febril que recuerda los primeros días del compositor.

Tuvo un estelar estreno en Montecarlo con Geraldine Farrar, Charles Rousselière y Maurice Renaud.

Su estructura, en dos actos con intermedio, se asemeja a Cavalleria rusticana, pero su entorno alpino y la rebelde heroína recuerda a La Wally de Catalani.

La única ópera de Mascagni con libreto en francés tuvo un éxito inmediato, con la audiencia y los críticos.

Pero con algunas diferencias respecto a la tradición: por el lado vocal, la soprano prefiere dedicar su pasión al barítono (Rinaldo) antes que al tenor (Giorgio); por el lado argumental, el amor fraterno se impone al carnal, con un cierto menosprecio hacia la mujer que acaba muerta, sin que Rinaldo o Giorgio, los hermanos, parezcan muy afectados por tal desenlace.