Pero su pasión por la física y las matemáticas, que cultivaba en solitario, lo empujó a emprender estudios científicos tardíos.
No obstante, su aislamiento político disminuyó progresivamente con el interés llevado a las ideas revolucionarias por los reyes de Saboya, interés que culminó en 1848 cuando Carlos Alberto de Cerdeña aprueba una constitución moderna.
[4] Se saben pocas cosas en cuanto a su vida privada y sus actividades políticas.
A pesar de un físico poco halagüeño, fue conocido como un seductor, aunque llevando una vida sobria y piadosa.
Algunos estudios históricos confirmarían que habría financiado y ayudado a revolucionarios de Cerdeña que organizaban una revolución en la isla, finalmente detenida en respuesta a las concesiones de Carlos Alberto.
Tres años después que él, André-Marie Ampère obtenía los mismos resultados por otros métodos (Sobre la determinación de las proporciones en las cuales los cuerpos se combinan según el número y la disposición respectiva de las moléculas por la que sus partículas integrantes están compuestas), pero sus teorías fueron acogidas con la misma indiferencia.