Amala era el más joven de cuatro hermanos, siendo muy débil y perezoso, era constantemente maltratado por ellos.
Un día reunidos en alrededor del fuego, sus hermanos discutían sobre la prueba que les había encomendado su tío.
Al correrse la fama de que Amala era el hombre más fuerte sobre la tierra, los animales más fuertes de todo el mundo comenzaron a retarlo, siendo fácilmente vencidos por este, luego lo retaron los grandes árboles, las aves y todos los seres viviente, quienes también fueron derrotados.
Amala le otorgó la mitad de su vida a su esclavo para que este se sentara a su lado y le frotara la espalda con grasa de pato una vez al año, y así Amala se recostó sobre su espalda y el anciano jefe le puso el poste que sostiene al mundo sobre su pecho, el cual sostiene hasta la fecha.
Se dice que cuando el último pato sea cazado y ya no exista la grasa de pato en el mundo la fuerza de Amala cederá y este morirá, trayendo con esto el fin del mundo.