Amón de Judá (en hebreo: אָמוֹן ’Āmōn; en griego: Αμων; en latín: Amon), hijo de Manasés y Meshullemeth, sucedió a su padre como rey de Judá.
[1] Siguió la práctica de la idolatría, y Sofonías describe su reinado como marcado por la depravación moral.
[2] Fue asesinado por sus siervos que conspiraron contra él,[3] y le sucedió su hijo Josías, quien tenía ocho años.
[4] Al final de su reinado la situación internacional era inestable: en el este el imperio asirio comenzaba a desintegrarse y el babilónico aún no lo había sustituido, y al oeste Egipto todavía se estaba recuperando de la dominación asiria.
En este vacío de poder Jerusalén fue capaz de gobernarse a sí misma sin la intervención extranjera.