En ocasiones su nombre se encuentra castellanizado como Alfonso o Ildefonso.
Hijo de una familia de tradición mercantil, desde muy joven se vio atraído por la vida monástica, y pese a la oposición paterna, ingresó en la Orden Benedictina.
[1] El anticlericalismo que se había instalado en Francia durante la Tercera República comenzaba a presentar un horizonte muy oscuro para la Iglesia en el país.
Desde ese momento, gracias a las buenas relaciones de Dom Alphonse con diversas personalidades de la sociedad española (condes, duques, políticos, la propia familia real), Silos fue recibiendo numerosas limosnas y donaciones para restaurar sus ruinas.
El historiador Alfredo Simón ha editado Cartas de sus viajes por España (1880).