Aloparentalidad

Este comportamiento aumenta la supervivencia de las crías y fortalece los vínculos sociales del grupo.[1]​ En los lobos grises (Canis lupus), los miembros de la manada que no están reproduciéndose ayudan a cuidar y alimentar a las crías de los alfas, lo que se conoce como cuidado cooperativo.[2]​ Las urracas australianas (Cracticus tibicen) muestran comportamientos aloparentales donde los individuos no reproductivos ayudan en la alimentación y protección de los polluelos.Este sistema de cuidado compartido ha sido fundamental en la evolución humana, permitiendo a las madres tener más hijos y promoviendo la cooperación social.[5]​ La antropóloga Sarah Blaffer Hrdy ha investigado extensamente este tema, argumentando que la aloparentalidad ha sido clave en el desarrollo de las habilidades cognitivas y emocionales humanas.