Los isleños, antiguos conquistadores y conocedores del terreno, le aconsejaron que la zona más idónea para llegar hasta su concesión, era entrar por Maracapana o subir en barco por las aguas del río Orinoco después de dejar a las mujeres y los niños en Maracapana, y también le sugerían adquirir ganado para el sustento que los isleños le venderían a buen precio.
Pero don Pedro, creyendo que los isleños trataban de engañarles, despreció sus ofertas y consejos.
Y volviéndose el viejo Salas a los capitanes, y mesándose las barbas blancas, les dijo: “Por estas canas que se han de perder todas vuesas mercedes si siguen el parecer de su general”.
Don Pedro viéndose abandonado de su gente, decidió irse a Chachapoyas, en Perú, para vender las propiedades que tenía en aquella ciudad y volverse a España para solicitar una nueva capitulación.
Algún tiempo después volvieron a Cartagena de Indias y se establecieron como comerciantes.