Está situado en el corazón del Mont des Arts, frente a la fuente de Alexander Calder.
Saintenoy supo explotar la ligereza y maleabilidad del hierro forjado, realizando una torreta en la esquina y una marquesina en la fachada trabajadas como auténticas piezas de joyería.
Su estructura de hierro y vidrio optimiza la luz natural.
Por falta de presupuesto para su mantenimiento y el poco gusto por el art nouveau en esa época, se habían eliminado muchos elementos decorativos o estaban muy deteriorados.
Hizo falta sustituirlos o restaurarlos, y también realizar un considerable trabajo de investigación, pues eran escasos los documentos que mostraran la apariencia original del edificio.