Su padre, Alfred, era judío, y su madre, Eileen, era cristiana.
A los ocho años de edad, Marks recibió clases de ballet para corregir supuestos problemas con sus brazos y pies.
Fue Diáguilev quien "rusificó" su nombre a Alicia Markova para eludir el prejuicio entonces común de que sólo las rusas podían ser buenas ballerinas.
Durante la Segunda Guerra Mundial re-formó los Ballets Rusos en los Estados Unidos y también apareció en películas de Hollywood.
El público adoraba a la pequeña ballerina inglesa, y fue llamada 'La Pávlova en miniatura', y 'The best dancer ever to live' (La mejor bailarina que jamás vivió).