Su historia en los campeonatos mundiales de billar inicia en 1885 cuando finalizó empatado en el primer puesto con otros tres jugadores; pero en la definición le falló la puntería y eso le costó el tercer puesto.
En 1889 perdió su corona ante Albert G. Powers, la cual recuperó en 1891 para mantenerla durante 18 años consecutivos.
La revista norteamericana Billiards Digest lo reconoció como el cuarto mejor jugador del mundo en todos los tiempos.
Alfredo de Oro,[4] junto a Ramón Fonst y José Raúl Capablanca constituyen las tres figuras más importantes del mundo deportivo cubano de las primeras décadas del siglo XX.
Cuando fueron llamados "la triada de oro", ya que cada uno era el máximo exponente en su deporte.