El imperdible fue «reinventado» en julio de 1849 por Walter Hunt.
Hecho de metal rígido pero flexible, se abre presionando sus lados paralelos hacia adentro.
Es seguro porque la extremidad aguda de la aguja queda protegida cuando el imperdible está cerrado.
Se utiliza para sujetar la ropa y otro tipo de textiles que no tiene ningún dispositivo especial de unión como botones o cremallera.
El imperdible pincha y pasa a través de la superficie del material con su extremo agudo.