Alberto Rougès rápidamente destacó en su provincia natal como industrial azucarero en la conducción del Ingenio de su familia.Fue uno de los más cercanos amigos y consejeros del sabio Miguel Lillo, y conjuntamente con Juan B. Terán, Ernesto Padilla, Adolfo Rovelli, Julio Prebisch, Rodolfo Schreiter, Sisto Terán Nougués, Antonio, Domingo y Alberto Torres, a su muerte y siguiendo su voluntad testamentaria, formaron una Comisión Asesora Vitalicia que es el origen de la actual Fundación Miguel Lillo, cuyo Centro Cultural lleva el nombre de Alberto Rougès.En 1943 publica su libro “Las jerarquías del Ser y la Eternidad”, la más conocida de sus obras, el único libro que fuera publicado por él en vida, y un resumen de su pensamiento filosófico que fragmentariamente estaba bosquejado en sus mencionados ensayos.Tratándose de una evaluación subjetiva es posible coincidir o disentir con ella, pero evidentemente demuestra la influencia que en su época tuvo su pensamiento filosófico.Fuertemente influenciado por Plotino y por Henri Bergson, Rougès distingue dos planos de la realidad, el acontecer físico y el acontecer espiritual, cuya principal diferencia es la mutabilidad del primero -una simple sucesión de instantes- y la inmutabilidad del último, visualizado por Rougès como una ampliación temporal que culmina en el espíritu más perfecto, Dios, en el cual la eternidad no es una sucesión de acontecimientos sino un presente eterno.