Sólo se sabe que, joven, quiso ingresar en la vida religiosa y se puso bajo la guía de Roberto de Molesmes, que había formado una comunidad benedictina cerca de Tonnerre.
Pronto, sin embargo, la comunidad tuvo problemas de convivencia y algunos monjes se rebelaron; Roberto, el abad, se marchó hasta que los otros monjes que habían estado bajo el mando de Alberico llamaron al abad ya que estos se habían sublevado de tal forma contra su prior (Alberico) que hasta lo apalearon dejándolo inconsciente.
San Roberto y San Alberico, sin embargo, viendo que no podrían llevar a término su ideal monástico, fueron, con algunos de los monjes, hasta Císter o Citeaux, en la diócesis de Châlons, donde en 1098 fundaron una comunidad con una forma de vida diferente al benedictino y que fue el origen de la Orden Cisterciense.
Alberico fue elegido abad cuando Roberto, por orden del papa Urbano II, dejó el monasterio.
Le sucedió san Esteban Harding quien llamó a su gran abad y amigo "la lanza de plata" pues esto era lo que había sido, una lanza defensora contra los ataques al corazón de Jesus.