Antiguamente, recibía el nombre de alamín la persona diputada en algún pueblo para reconocer y arreglar los pesos y medidas, especialmente en las cosas comestibles.
Alamín es dicción arábiga que significa hombre o persona de confianza.
Cuidaban de dar precio justo de las cosas y estaba su nombramiento a cargo de los Alcaldes mayores.
Posteriormente, se llamó fiel, aunque este oficio tenía más limitadas sus facultades.
Diccionario de la lengua castellana, 1770