Ibn Suraich huyó con algunos de sus partidarios y se refugió junto a los turgueses, que no eran musulmanes.
Pronto reunió un ejército considerable y desafió a Ibn Sayar, pero falleció en un combate con un aliado de este, Yuday al-Kirmani, en el 746.
Su revuelta debilitó a los árabes en Asia Central y facilitó el desencadenamiento del levantamiento abasí que acabó con los omeyas.
También destacaba su idealismo: las fuentes mencionan que sus partidarios intentaban convencer a sus enemigos mediante exhortaciones morales y religiosas incluso durante las batallas.
La rebelión se extendió por el campo y Ibn Suraich pudo marchar al frente de cuatro mil hombres contra Balj, la principal ciudad del Tojaristán, que defendían Nasr ibn Sayar y sus diez mil soldados.
Al-Hilali, pese a todo, mantuvo la lealtad de la población, titubeante, amenazándola con abandonarla e instalarse en Nishapur, en el límite occidental del Jorasán.
En Nishapur sabía que podía contar con la tribu Qais, leal a los omeyas, y pedir refuerzos al Levante.
[16][17] En su avance hacia Merv, este había crecido hasta los sesenta mil hombres, en gran parte por el alistamiento de muchos maulas, según al-Tabari.
Los hombres de al-Hilali eran sensiblemente menos numerosos y animosos: este tuvo que darles una paga extra para inducirles a luchar.
Pese a ello, salió de la ciudad y se apostó tras un canal en Zarq, cuyos puentes destruyó.
En la batalla que siguió, al-Hilali obtuvo una victoria importante, pues debilitó notablemente a las fuerzas enemigas, muchos de cuyos miembros se ahogaron en el canal.
Al año siguiente, sin embargo, se volvió a rebelar y marchó de nuevo contra Merv.
Ibn Suraich tampoco contaba con muchos más seguidores, puesto que apenas le respaldaba la guarnición de Merv al-Rudh.
[20][22][1] Asad llegó al Jorasán con veinte mil soldados levantinos y emprendió de inmediato la ofensiva contra Ibn Suraich.
Sus vínculos con los dirigentes tribales árabes de la región y las rencillas entre tribus coadyuvaron a su triunfo.
El avance de Asad cogió desprevenidos al gran kan y a Ibn Suraich: los acometió cerca de Jaristán cuando solo tenían consigo cuatro mil hombres, ya que el resto estaban pillando y forrajeando.
Los destacamentos turgueses al sur del Oxus fueron en gran parte aniquilados por separado por Yuday al-Kirmani, con lo que se eliminó la amenaza que suponían para el Jorasán y se reforzó la lealtad de los señores nativos del Tojaristán al califa.
Asad también falleció poco después, y le sucedió en el cargo Nasr ibn Sayar, en julio del 738.
En 740 o 741, después de haber consolidado su autoridad en Jorasán y llevado a cabo una reforma tributaria que mitigó el malestar social, Ibn Sayar marchó al centro del valle del Jaxartes y se encaminó a al-Shash.
Los coligados entraron en la capital del Jorasán, pero en pocos días se enemistaron y empezaron a luchar entre sí.
[46][47][48] El conflicto entre Ibn Sayar y al-Kirmani continuó, pero quedó pronto ensombrecido por otros acontecimientos: aprovechando la guerra civil, los abasíes de Abu Muslim emprendieron su propia rebelión contra los omeyas en Jorarán.