En un esfuerzo conjunto entre las fuerzas militares rusas y estadounidenses, el general Ivan Radek (Jürgen Prochnow), dictador de Kazajistán, fue derrocado.
Los mercenarios cuentan con la ayuda del agente del servicio secreto Gibbs (Xander Berkeley), un topo encubierto que les provee el armamento necesario para tomar el avión una vez que esté en vuelo.
En Washington D. C., la vicepresidenta Kathryn Bennett (Glenn Close) llega a la Casa Blanca para hacerse cargo de la situación junto con el secretario de Defensa, Walter Dean (Dean Stockwell), y otros funcionarios.
Durante el abastecimiento, el presidente lleva a los rehenes hacia la bodega para escapar; pero son descubiertos por Korshunov, quien hace una maniobra arriesgada que causa la ignición del combustible, causando la destrucción del KC-10.
El Air Force One cae al mar Caspio con Gibbs a bordo y es destruido.
Los rescatistas logran subir al presidente a la nave y se reúne con su familia.
Varios miembros del equipo pudieron viajar en el auténtico Air Force One antes de rodar y basaron algunas escenas en su experiencia.
Según el director, era tan divertido y genial cuando no se grababa que, una vez iniciaba la filmación, volvía a su personaje como un tiro.
La prisión rusa es en realidad el reformatorio estatal de Ohio que se usó para rodar The Shawshank Redemption.