Sin embargo, cuando la ceremonia ya se había clausurado, llegaron a la votación otros diputados que estaban ausentes.
El presidente del Congreso, Nuri Abu Sahmain, dio la votación como válida y le nombró primer ministro al día siguiente, el 5 de mayo.
Ante esta situación, el saliente primer ministro al-Zini se negó a traspasarle sus competencias.
Ello, unido a las tensiones ideológicas, provocó que la poralización en el Congreso fuera máxima, estando constantemente bajo riesgo de fragmentación.
Al-Zini se sometió al control parlamentario de ésta, pero los diputados islamistas del Congreso se negaron a disolver la asamblea e ilegalmente encargaron a un antiguo combatiente yihadista, Omar al-Hassi, la formación de un nuevo Ejecutivo.
En los meses venideros, Libia descendió a una nueva guerra civil en la que la Cámara de Representantes y el Congreso General se disputaban la soberanía política y militar a través de diferentes grupos armados.