Se llama agracera a la parra cuyo fruto nunca llega a madurar.
Generalmente sucede esto a las vides abandonadas que se conservan en los montes, cuyos sarmientos trepan por las encinas y otros árboles hasta las cimas más altas.
Son algunas veces muy útiles, porque como son largos, delgados y flexibles, se añaden y anudan como las cuerdas y sirven de cabos para amarrar los barcos, para aros de cuba, etc.
El fruto o uva de estas parras se llama agrazón.
Nuevo diccionario de agricultura..., Abate Rozier, 1842