Pasó una larga temporada en China, donde fue testigo directa de la Guerra civil que asoló al país.
La dura vida de sus progenitores —su padre era minero y su madre era lavandera— tuvo una gran influencia en Smedley.
[5] Considerada una mujer que se había «hecho a sí misma», Smedley también destacó como activista feminista.
[6] Durante su etapa en Shanghái conoció al espía soviético Richard Sorge, al que prestó una crucial ayuda —por ejemplo Sorge, a través de Smedley, entró en contacto con el periodista japonés Hotsumi Ozaki—.
Según la autora Ruth Price, existirían evidencias de que Agnes Smedley habría realizado labores de espionaje para la Comintern y la Unión Soviética.