Sus primeros papeles habían sido serios, pero conforme pasó el tiempo explotó el papel de gallego, personaje al que le había dado vida desde 1900 en Teatro Alhambra hasta que este fue cerrado.
Actuó en varias películas, fue el protagonista de Hitler soy yo que se estrenó en 1946, dirigida por Manuel Alonso.
Luego actuó en Siete muertes a plazo fijo en 1950, del mismo realizador.
La noticia sobre la muerte de su entrañable amigo tuvo en Julito Díaz una consecuencia inesperada y muy dolorosa: cayó muerto casi instantáneamente, debido a un ataque masivo al corazón.
Este segundo y relacionado fallecimiento provocó un verdadero caos noticioso, y hasta al principio se dudó sobre la veracidad de tan desafortunada coincidencia de estas muertes casi simultáneas.