Se emplean para conferir al hormigón fresco un mejor comportamiento en cuanto a trabajabilidad y bombeabilidad, pero también se busca con su uso mejorar significativamente la resistencia y la durabilidad del hormigón final.
Suelen clasificarse entre la segunda y la tercera generación los copolímeros vinílicos, polímeros sintéticos con moléculas de mayor tamaño que los anteriormente citados, que proporcionan un mayor efecto plastificante, mejor dispersión de las partículas de cemento y mayor reducción de agua (alrededor del 30%).
Pertenecen a la última generación de superplastificantes.
Químicamente se basan en copolímeros de ácido acrílico y ésteres de estos ácidos (comúnmente denominados policarboxilatos modificados) y, a diferencia de los plastificantes tradicionales, son macromoléculas que poseen cadenas laterales que les confieren "forma de peine".
Todas estas características ofrecen nuevas aplicaciones y hacen que se trate de aditivos óptimos para la confección de hormigones autocompactantes, hormigones para prefabricados, hormigones de altas prestaciones...