Adagio para cuerdas

Posteriormente, Toscanini también dirigió dicha pieza durante su gira sudamericana con la mencionada sinfónica en 1940.La acogida del Adagio para cuerdas ha sido mayoritariamente favorable, con Alexander J. Morin señalando que la pieza está "repleta de patetismo y pasión catártica" y que "escasamente deja un ojo sin lágrimas".Asimismo, el Adagio para cuerdas ha sido incluido en numerosas bandas sonoras de televisión y películas.[2]​ Toscanini no volvió a tener la música hasta un día antes del estreno.[4]​ La larga, flotante línea melódica se mueve libremente entre las voces en coro de las cuerdas; por ejemplo, la primera sección comienza con la célula melódica principal tocada por los primeros violines, pero termina con su reafirmación por las violas, en una transposición en una quinta justa.Otra pieza de este mismo género musical muy recordada es la que compuso con anterioridad William Orbit.