Los acuerdos consistían en varios instrumentos: un acuerdo bilateral entre la República Islámica de Pakistán y la República de Afganistán en los principios de las relaciones mutuas, en particular en la no injerencia y la no intervención; una declaración sobre garantías internacionales, firmado por la URSS y los EE. UU.
; un acuerdo bilateral entre Pakistán y Afganistán sobre el regreso voluntario de los refugiados afganos; y un acuerdo para el arreglo de la situación relativa a Afganistán, firmado por Pakistán y Afganistán, y del que fueron testigos la Unión Soviética y los Estados Unidos.
Sin embargo, la resistencia afgana, o muyahidines, no fueron parte de las negociaciones ni fueron tenidos en cuenta en los acuerdos de Ginebra y, en consecuencia, se negaron a aceptar los términos del acuerdo.
Como resultado, la guerra civil continuó después de la finalización de la retirada soviética.
El régimen respaldado por los soviéticos de Mohammad Najibullah, a pesar de no poder ganar el apoyo popular, el territorio, ni el reconocimiento internacional, fue capaz de mantenerse en el poder hasta 1992, cuando se derrumbó, y Kabul fue invadida por los muyahidín.