[3] Probablemente la mayor diferencia entre este acuerdo de normalización y los dos que le precedieron es que Sudán de hecho había enviado tropas para combatir contra las fuerzas armadas de Israel en todos los principales conflictos armados entre el país judío y el mundo árabe, considerando hasta la fecha a Israel país enemigo.
[5] El acuerdo ha sido duramente criticado también por expolíticos sudaneses que mandaban el país a lo largo de los años de conflicto con Israel, desde el último presidente elegido en unas elecciones democráticas (1986), Sadiq al-Mahdi, quien fue derrocado en un golpe de Estado militar por Omar al-Bashir, y quien ha amenazado con bloquear el acuerdo por medio de una acción judicial, hasta el propio Bashir, que ha visto en el acuerdo una oportunidad para manifestar los resultados del putsch contra su persona.
[5] Sea como sea, el acuerdo no podrá entrar en efecto sin ser ratificado por el parlamento sudanés, o Consejo Legislativo, un órgano que ni existe de momento ni se podría asegurar contar con su aprobación una vez constituido.
Sudán fue acusado por Estados Unidos de financiar los atentados terroristas llevados a cabo en 1998 por Al-Qaeda contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.
Como principal motivo se citaba la ausencia de la inversión prometida por Estados Unidos en proyectos agrícolas y tecnológicos en Sudán.
Algunos sugieren que el "pavoneo" en una fase tan temprana podría incluso haber dañado la perspectiva real de llevar a buen puerto el acuerdo, que debería haber contado con un consenso más amplio en Sudán.