Al ser necesarias para la misma pervivencia del grupo humano, son las únicas actividades productivas que podemos considerar transversales tanto en el tiempo como en el espacio,[3] y debido al mismo motivo son iguales entre las distintas comunidades en cuanto a los objetivos que persiguen.
En el año 1983 aparecen varios usos del término "actividades de mantenimiento".
Hoy en día, su uso se comprende como parte de un proceso general en la disciplina arqueológica e histórica, en el que se busca un mayor control o precisión en los posicionamientos epistemológicos o metodológicos que dan lugar a distintas hipótesis y teorías.
Si bien no existen evidencias de que las actividades de mantenimiento hayan sido universalmente realizadas por las mujeres en sociedades pasadas, sí es frecuente que estas sean atribuidas a ellas de forma sistemática.
[3] Por esta vinculación inexorable con el género femenino han sido tradicionalmente ignoradas, además de por entenderse erróneamente que son actividades estáticas e inalterables en el tiempo y el espacio.