La marca Ceirano no se corresponde con una sola compañía de automóviles sino a varias de las cuales los hermanos fueron fundando a lo largo del principio del siglo XX en una complicada pero interesante trama.
Su hijo pequeño Vincenzo, que no tenía gran pasión por los estudios, entró a trabajar en la fábrica descubriendo su afición por la mecánica.
También empezó en este establecimiento Felice Nazzaro, amigo inseparable de Vincenzo Lancia y que también produciría sus propios coches.
Los trabajadores de la Ceirano, el propio Ceirano y sus colaboradores más directos como Faccioli, Lancia o Nazzaro se incorporaron a la nueva compañía, que se trasladó a un nuevo establecimiento en la turinesa vía Dante.
Pero siguiendo la costumbre de los Ceirano, Matteo abandona Itala en 1906 y se une a Michele Ansaldi que también se había retirado hacia poco su participación financiera de la Fiat-Ansaldi para formar una nueva compañía.