Acceso a servicios financieros

Si los más desfavorecidos no tienen acceso a estos servicios, y se les proporciona, lo habitual es que sus ingresos aumenten, reduciendo así la desigualdad de ingreso y la pobreza.Medir el acceso financiero es esencial para fortalecer la relación entre la teoría y la evidencia empírica.Actualmente las principales variables proxy que miden el acceso financiero incluyen: cuentas bancarias por cada 1 000 adultos, sucursales (oficinas) bancarias cada 100 000 adultos y porcentaje de empresas (pequeñas y grandes) con línea de crédito.Quienes involuntariamente no usan servicios financieros, en realidad sí querrían emplearlos, pero carecen de acceso por razones como las siguientes: Como los factores que determinan si una persona o empresa dispone de acceso financiero pueden cambiar con el tiempo, tiene sentido  agrupar a los bancarizados y los desbancarizados en segmentos de mercado que reflejan su estado actual y su posible estado futuro como usuarios o no de servicios financieros.Estimar y medir el acceso financiero es relativamente difícil porque los datos relevantes no se encuentran fácilmente disponibles.Se distingue entre proveedores formales e informales de servicios financieros.[7]​ Una distinción más detallada entre servicios financieros formales e informales añade los semiformales a los 2 anteriores.Deben aprovecharse los avances tecnológicos en infraestructura financiera para reducir los costes de transacción, animando transparencia, la apertura y la competencia para animar a las instituciones actuales a expandir la cobertura de sus servicios, aplicando controles prudenciales para proporcionar al sector privado  los incentivos correctos.
Cartel en que se anuncia ayuda para el pago de impuestos. Esta ayuda es un servicio financiero.