El perro egipcio Abuatiu,[1] (AFI: ʔ-bwit-ʔew) también transcrito como Abuatiu (muerto antes del 2280 a. C.),[2] fue uno de los animales domésticos más antiguos de los que se tenga documentación y cuyo nombre es conocido.
Se cree que fue un perro guardián real que vivió durante la dinastía VI (2345 a 2181 a. C.), y recibió un elaborado entierro ceremonial en la necrópolis de Guiza, por órdenes de un faraón cuyo nombre se desconoce.
Heródoto documenta que en la antigua Persia los perros eran animales protegidos,[3] teniéndoseles en la más alta estima a lo largo de su vida.
[13] La única fuente por la que se conoce a Abuatiu es la inscripción en piedra de una lápida que pudo haber provenido de la capilla funeraria del dueño del perro.
El perro Tchazam aparece en las representaciones del Egipto predinástico, por lo que es una de las razas de perro más antiguas que se conozcan, e imágenes de estos perros son comunes en toda la historia del Antiguo Egipto.
[26] Según Reisner, el nombre «Abuatiu» no es completamente traducible, pero conjeturó que bw («bu») es una representación onomatopéyica del ladrido de un perro, ya que este componente se encuentra a menudo en los nombres de perro del Antiguo Egipto.