Tras la disolución de la Unión Soviética, Rusia se halló en una difícil posición durante la primera guerra chechena.
Luego de los éxitos del AGS-17 en Afganistán, el KBP Instrument Design Bureau empezó inmediatamente a trabajar en el nuevo lanzagranadas.
El Ejército ruso necesitaba un arma que pudiese desalojar fácilmente a los rebeldes de sus escondites fortificados y eliminarlos en segundos.
Puede dispararse desde casi cualquier lugar, como una ventana, terrenos lodosos y/o cubiertos de hierba.
El gatillo se encuentra en la agarradera derecha, por lo cual el disparo es más cómodo y controlable.