Ética de la clonación

Las perspectivas sobre la clonación humana son teóricas, ya que la clonación terapéutica y reproductiva humana no se utiliza comercialmente; los animales se clonan actualmente en laboratorios y en la producción ganadera.Los opositores también han planteado su preocupación por la forma en que los individuos clonados podrían integrarse en las familias y en la sociedad en general.[1]​ Ha habido numerosas demandas para que se detengan todos los avances en el campo de la clonación humana.La mayoría de las organizaciones científicas, gubernamentales y religiosas se oponen a la clonación reproductiva.La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) y otras organizaciones científicas han hecho declaraciones públicas sugiriendo que se prohíba la clonación reproductiva humana hasta que se resuelvan los problemas de seguridad.[4]​ Estas células, tejidos y órganos no provocarían una respuesta inmunitaria ni requerirían el uso de fármacos inmunosupresores.[5]​ Un bioeticista, Jacob M. Appel, de la Universidad de Nueva York, ha llegado a afirmar que "los niños clonados con fines terapéuticos", como "para donar médula ósea a un hermano con leucemia", podrían ser considerados algún día como héroes.[12]​ Los defensores de los derechos de los animales argumentan que los animales no humanos poseen ciertos derechos morales como entidades vivas y, por tanto, deben recibir las mismas consideraciones éticas que los seres humanos.En el hinduismo, un punto de vista considera que el creador, o el Brahman, no es tan inseguro como para poner restricciones a los esfuerzos científicos.[18]​ Además, la religión judía trata toda la vida por igual, aunque se haya formado por clonación.[20]​ Muchos grupos cristianos conservadores se han opuesto a la clonación humana y a la clonación de embriones humanos, ya que consideran que la vida comienza en el momento de la concepción.[22]​[19]​ Los animales clonados se utilizan en investigación médica, clonación de mascotas o para la alimentación.