Ágnes Heller

Una prominente pensadora marxista en un primer momento, más tarde se plegó a una posición socialdemócrata.

Su padre, Pál Heller, aunque nunca permaneció durante mucho tiempo en un solo trabajo, durante la Segunda Guerra Mundial empleó sus habilidades legales y su conocimiento del alemán para ayudar a la gente a reunir la documentación necesaria para emigrar de la Europa nazi.

Sobre la influencia del Holocausto en su trabajo, Heller declaró en su entrevista con Csaba Polony, editora de la publicación Left Curve (infra):

La vida cotidiana es el conjunto de actividades que realizamos en situaciones concretas para satisfacer nuestras necesidades y, en consecuencia, para seguir viviendo.

Para Heller, así como para otros sociólogos, la vida cotidiana es la dimensión fundamental de existencia social.

Heller dice que la reproducción de los individuos constituye desde el inicio un hecho social, porque las diversas actividades que desarrolla responden a pautas y convenciones socialmente construidas; cuando el particular se reproduce, reproduce en forma directa y al mismo tiempo su entorno inmediato e indirectamente a la sociedad en su conjunto.

En dicho proceso podemos diferenciar dos niveles: la socialización primaria, que el individuo atraviesa en la niñez, por la cual se convierte en miembro de la sociedad.

Sin embargo, el ser particular no puede, espontáneamente, entender en forma consciente la conexión entre sus necesidades y la especie humana.

Cuando esto sucede, la muda coexistencia se hace visible, consciente, y el particular inicia su camino hacia la individualidad.

Entonces puede ordenar y jerarquizar su vida eligiendo dentro de límites más o menos flexibles.